Andres Corson
Que el Señor te mire con agrado
La meta más importante en nuestras vidas es provocar la sonrisa de nuestro Padre celestial. Andrés Corson nos habla acerca de la genuina adoración que Dios desea recibir.
¿Qué hace que un papá mire con agrado a su hijo? Simplemente porque es su hijo. Pero también los miramos con agrado cuando nos obedecen, cuando son agradecidos con nosotros, cuando nos admiran y quieren aprender de nosotros.
Los miramos con agrado cuando se esfuerzan por prosperar en la vida o cuando, a pesar de sus fracasos, vuelven a levantarse y lo vuelven a intentar. Esto mismo hace el Señor con nosotros.
Números 6:25 dice: “Que el Señor sonría sobre ti y sea compasivo contigo.” Es decir, que conquistemos su corazón, que él se sienta complacido con nosotros.
Existen dos cosas en la Escrituras que hacen que Dios nos mire con agrado.
Nuestras alabanzas, lo que sale de nuestras bocas.
Nuestra santidad. La vida del adorador.
Dios se entrona en medio de nuestras alabanzas (Salmos 22:3). Cuando nosotros le alabamos el toma su lugar como Rey. Y donde reina Dios no puede reinar la tristeza, no puede reinar el pecado, no puede reinar la enfermedad, no puede reinar Satanás. Esa es la razón por la cual adoramos al Señor.
Pero el salmo también dice: “tú eres santo” es decir, que para experimentar a Dios y su presencia debemos ser santos también, porque sin santidad nadie verá al Señor. No solo se trata de la alabanza que sale de nuestra boca sino también de darle la gloria en nuestra forma de vivir, en lo que hacemos.
De nada sirve nuestra alabanza si nosotros no somos adoradores. De nada sirve nuestra alabanza si no sale de la boca de alguien que glorifica a Dios con su vida. Jesús dijo:” Este pueblo me honra con sus labios, pero su corazón está lejos de mí.”
Dios no está buscando solo adoración, está buscando al adorador. Amos 2:24 ”En cambio, quiero ver una tremenda inundación de justicia y un río inagotable de rectitud.”
Pero también a Dios le gusta vernos adorar en la iglesia. “En medio de la congregación te alabare” dice Salmos 22:22. Pero Dios prefiere vernos adorar cuando nadie nos ve.
¿Cómo esta nuestra adoración en este momento en nuestra casa? ¿Somos solo adoradores de los grandes lugares y visibles?
El verdadero adorador no necesita de una tarima para adorar al Señor. No necesita estar delante de multitudes.
David conquistó el corazón de Dios porque él no espero hasta ser rey para componer sus canciones. Allí en medio de la montaña cuidando las ovejas de su papá comenzó a componer sus salmos al Señor.
Aún siendo el siervo de Saúl también escribió sus canciones.
Nuestra gratitud también produce el agrado de nuestro Dios. Isaías 43:21 dice: “Este pueblo he creado para mí, mis alabanzas publicará.” Este es el propósito principal por el cual hemos sido creados.
Andres Corson
Mensaje de Navidad | Quién lo hubiera pensado…
En medio de profecías y promesas, un niño nació en Belén, cumpliendo un grandioso destino: convertirse en el Salvador, Emmanuel, Dios con nosotros.
Este relato trasciende la mera historia para iluminar el poder inherente a un nombre. En nuestra tarea como padres, nombrar a nuestros hijos se vuelve profético, una forma de revelar el propósito divino sobre sus vidas y de otorgarles bendiciones.
En Proverbios 18:21 se yace un principio fundamental: “la muerte y la vida están en el poder de la lengua”. En cada nombre que concedemos, depositamos un potencial transformador. ¿Quién habría concebido que aquel bebé de Belén ascendería para ser Rey de reyes y Señor de señores? Su nombre superaría reinos y potestades, extendiéndose más allá de las fronteras de su tiempo, trascendiendo eras y convicciones.
Hoy, el nombre de Jesús se alza sobre todos, proclamando su supremacía incluso sobre la mayor potencia de aquel entonces, Roma. Filipenses 2:9 resuena con una verdad indeleble: Dios, en su magnanimidad, exaltó a su hijo hasta lo supremo, otorgándole un nombre por encima de todo nombre. Este nombre, Jesucristo, obliga a todas las rodillas, en los cielos, en la tierra y bajo la tierra, a doblarse y a toda lengua a reconocer que él es el Señor, para la gloria del Padre.
Así, la historia de aquel niño de Belén no solo relata un pasado, sino que continúa impactando el presente y el futuro, recordándonos el inmenso poder contenido en un nombre y la trascendencia de su significado en la vida de cada ser humano.
Andres Corson
Mi amigo el Espíritu Santo
Es crucial buscar y orar por la influencia transformadora del Espíritu Santo en nuestras vidas.
Sumergirse en el Espíritu Santo puede equipararse a impregnarse con sus atributos, de manera similar a cómo la ropa se impregna con un nuevo color al sumergirla en anilina. Esta experiencia espiritual puede transformar y colorear la vida de una persona.
Juan 7:37 hace referencia a Jesús invitando a aquellos que tienen sed a acudir a él para beber del Espíritu Santo. Este acto se presenta como una transformación interna y puede fluir desde el interior de cada hijo de Dios, manifestándose en dones espirituales como hablar en lenguas, profetizar o alabar a Dios.
El Espíritu Santo puede llenarnos con sus atributos divinos, como amor, sabiduría y poder. La búsqueda y el deseo son fundamentales para transformar nuestra vida espiritual.
Pedro y Juan oraron por otros para que recibieran el Espíritu Santo y esta acción llevó a una manifestación de los dones espirituales en esas personas. Es de gran importancia orar por la venida del Espíritu Santo y su influencia transformadora en la vida de las personas.
Andres Corson
No estoy solo en mis tentaciones
Dios ha prometido su asistencia en medio de nuestras tentaciones, confiemos en Él.
En Lucas 4:1-2, se relata que Jesús, lleno del Espíritu Santo, fue llevado al desierto durante 40 días y fue tentado por el diablo. Este pasaje nos muestra que Jesús también experimentó la tentación, pero a diferencia de nosotros, él no pecó. La Biblia nos enseña que podemos pedirle a Jesús que nos ayude a resistir las tentaciones, ya que él entiende nuestras luchas y nos muestra una salida para resistir.
La tentación no proviene de Dios, como se aclara en Santiago 1:13. Somos tentados por nuestros propios deseos pecaminosos. Nuestras propias pasiones y deseos pueden seducirnos y llevarnos a cometer actos pecaminosos. Las tentaciones también provienen del mundo y sus deseos. El mundo nos presenta tentaciones relacionadas con el placer físico, como la comida, la sexualidad y el poder. Estas tentaciones no provienen de Dios, sino del mundo.
Además, la Biblia nos advierte sobre el diablo, quien es descrito como el tentador y el que engaña al mundo. Dios permite que enfrentemos tentaciones y, en ocasiones, incluso nos lleva al lugar de la tentación para probarnos. Sin embargo, Dios no tienta a nadie para hacer el mal.
Para resistir la tentación, es importante reconocer qué es pecado. La desobediencia a los mandatos de Dios, la falta de confianza en su Palabra y el buscar satisfacer nuestros propios deseos egoístas son formas de pecado.
La Biblia nos exhorta a apartarnos de todo tipo de mal y a hacer el bien. También advierte que aquellos que continúan en una vida de pecado no heredarán el reino de Dios. Es importante no permitir que el mal hable por nuestra boca y vestirnos con las enseñanzas y el ejemplo del Señor en lugar de buscar satisfacer nuestros deseos pecaminosos.
En resumen, este pasaje nos enseña que Jesús fue tentado pero no pecó, y que podemos pedir su ayuda para resistir las tentaciones. La tentación no proviene de Dios, sino de nuestros propios deseos y del mundo. Es importante reconocer qué es pecado y buscar vivir de acuerdo con la voluntad de Dios. No debemos permitir que el mal nos controle, sino vestirnos con las enseñanzas de Jesucristo.
Andres Corson
La batalla por nuestra mente
Desde el día en el cual entregamos nuestra vida a Jesús ha sido el inicio de una batalla en nuestra mente. El pastor Andres nos anima a llenar nuestros pensamientos con la Palabra de Dios y siempre tener una perspectiva divina.
Creer que tenemos la mente de Cristo
¿Quién ha conocido la mente del Señor para que pueda instruirlo? Nosotros, por nuestra parte, tenemos la mente de Cristo.
Todas las mañanas yo en mi tiempo de oración declaro “yo tengo la mente de Cristo” y créame, yo soy un bruto no me acuerdo nombres en mi humanidad pero cuando estoy bajo la unción del Señor tengo la mente de Cristo y eso es lo que hay que declarar.
Tenemos que arrepentirnos de esos pensamientos
Recuerden que la palabra arrepentimiento en el griego es metanoneo que significa “cambio de mente, dejar de pensar cómo estás pensando”
Yo sé cómo estás pensando por tu comportamiento. Tu comportamiento me dice que estás dudando, qué estás viviendo bajo la perspectiva humana.
Simón dice la Biblia durante muchos años había sido un hechicero, ganando plata robándole a la gente con el poder demoníaco que había sobre su vida, pero de repente vio a los discípulos del Señor orando por las personas y poder salir de ellos y quería ese poder y fue a comprarlo por eso Pedro le dijo
“que tu dinero se destruya junto contigo por pensar”, todo está en la mente “que es posible comprar el don de Dios”
Arrepiéntete cambia tu mente de tu maldad y ora al Señor tal vez él perdone tus malos pensamientos.
¿Qué pensamientos contrarios tienes a lo que Dios dice en su palabra? Pueden ser cosas como “Dios no existe”, “Dios no me ama”, “él no está conmigo”, “no es pecado emborracharse”,” no es pecado adulterar”.
Identificar los malos pensamientos
Ezequiel 18:14 “supongamos que un hijo que ve la maldad de su papá y decide, o sea en su mente decide no llevar esa clase de vida, este hijo se niega rendir culto a ídolos en los montes y decide no repetir eso, esa persona no morirá por los pecados de su papá, ciertamente vivirá.
No dejar que esos pensamientos pecaminosos sigan en nuestra mente
Romanos 6:12 ”no permitan ustedes que el pecado reine en su cuerpo mortal ni obedezca a sus malos deseos, más bien ofrézcanse a Dios”.
Dejar que Dios nos transforme
Efesios 4:23 “dejen que el Espíritu les renueve los pensamientos y las actitudes, pónganse la nueva naturaleza”.
Romanos 12:2 “dejen que Dios los transforme en personas nuevas como al cambiarles la manera de pensar”.
Eso es lo que yo hago en mis mañanas de oración. Yo me callo, identifico esos pensamientos y dejo que él me los cambie.
Andres Corson
No estoy Solo
Así como Jesús atravesó su Getsemaní nosotros también podemos atravesarlo, ya que no estamos solos, pues tenemos un sumo sacerdote que puede compadecerse de nosotros.
¿Cuál fue el Getsemaní de Jesús?
Su Getsemaní fue de angustia. Una tristeza fuera de lo común. En su mente estaba el dolor de saber que sus amigos lo iban a abandonar. Uno lo negaría y otro lo traicionaría. También sería juzgado injustamente. El dolor físico y emocional. Pero lo más difícil fue que iba a experimentar el abandono de su Padre.
Pero ¿Cuál es nuestro Getsemaní?
Todo hemos experimentado algún Getsemaní en nuestra vida. Solo Jesús puede ayudarnos a atravesar y sanar esas heridas.
Hebreos 2:18 dice:” Debido a que él mismo ha pasado por sufrimientos y pruebas, puede ayudarnos cuando pasamos por pruebas.”
Debemos entregar todas esas heridas para que él las redima.
Pero solo llorar no es suficiente, es imperioso que entre Jesús a nuestras vidas.
Debemos entender que una cosa es que Dios este en todos lados porque es omnipresente, y otra muy diferente es que él se manifieste. Que podamos ser consientes de su presencia.
Basados en lo que él promete debemos creer y creyendo lo veremos.
También es de vital importancia confesarlo, como lo hizo David, “aunque ande en valle de sombra y de muerte no temeré mal alguno porque tu estarás conmigo.”
Jesús en Juan 14:23 “El que me ama obedecerá mi palabra, y mi Padre lo amará, y haremos morada en él.” El viene a quedarse.
Pero si queremos que Dios se manifieste, que se entrone, que lo sintamos, tenemos que alabarlo. Este es el camino que él eligió para que nos presentemos ante él.
Al alabarle somos consientes de su presencia y podemos oír su voz, porque ¿de qué sirve acercarnos a él y no escucharle?
También Jesús dijo: “Pero el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, les enseñara todas las cosas y les hará recordar todo lo que les he dicho.”
Mucha veces malinterpretamos la palabra consolador. Consolar no significa que Dios hará lo que yo quiero. Eso no fue lo que el Padre hizo con Jesús.
Si esperamos encontrar a un Jesús que va a estar de acuerdo con nosotros, que se va a unir a nuestra amargura o resentimiento, nunca vamos a salir sanados. Jesús siempre dirá lo que tenemos que oír.
Andres Corson
Lo que dices recibes
El pastor Andrés siempre transmite un mensaje claro y bíblico, enseñando sobre el poder de nuestras palabras y cómo estas afectan nuestro destino.
Si dices sanidad vas a recibir sanidad, pero si dices enfermedad eso es lo que vas a recibir. Si dices matrimonio feliz eso es lo que vas a tener, pero si dices problemas en el matrimonio eso es lo que vas a tener.
Dice Proverbios: 18 21” La muerte y la vida están en poder de la lengua.”
Todo lo que decimos lo vamos a recibir, porque esa es una ley que rige el universo. La biblia nos muestra que el universo fue creado por lo que salió de la boca de Dios.
Ese mismo poder para crear está en nosotros. Jesús dijo en Mateo 16 19 “te daré las llaves del reino de los cielos y todo lo que ates con tu boca aquí en la tierra será atado en el cielo y todo lo que desates con tu boca será desatado en el cielo.”
Ese mismo poder que Jesús tuvo para confesar vida o muerte, confesar sanidad o enfermedad para atar o desatar permitir o prohibir lo tenemos nosotros o está en nosotros.
Pero muchos cristianos desconocen o no entienden esta ley espiritual o peor todavía muchos no dicen nada.
No profetizan, no bendicen, no declaran y hay unos que en vez de orar, en vez de bendecir, maldicen.
Jesús también dijo en Mateo 12:37 “por tus palabras se te condenada.”
Lo que dices también te conduce a tu destino. En Jeremías 29:11 “Dios dice que tiene grandes planes para cada uno de nosotros”, pero para que esos planes se realicen nosotros tenemos que declararlos.
Cuando nosotros ya sabemos cuál es nuestro destino, cuál es la voluntad de Dios o el plan de Dios para nuestras vidas en ese momento tenemos que empezar a alinear las palabras de nuestra boca con ese destino.
Lo que dices te puede llevar a la tierra prometida pero también y este es mi siguiente punto puede impedir que entres a la tierra prometida.
Josué y Caleb regresaron con buenas noticias pero los otros diez dijeron en Números 13: 31 “no podremos combatir contra esta gente, son más fuertes que nosotros”, y comenzaron a esparcir entre los israelitas falsos rumores, mentiras acerca de la tierra que habían explorado. Decían “ay, la tierra que hemos explorado se traga a sus habitantes y los hombres que allí vimos son enormes comparados con ellos parecíamos langostas.”
Eso fue lo que pasó. Todos los israelitas que se dejaron contaminar por los diez espías murieron en el desierto excepto Josué y Caleb porque lo que dices recibes.
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