¿Cuándo, Dios cuándo?

Todo tiene su tiempo y todo tiene su hora en los propósitos de Dios.
Joyce Meyer nos anima a esperar en el Señor con una buena actitud.



Si está frustrado todo el tiempo porque las cosas no están sucediendo en su tiempo o hay cosas pasando en su vida que no entiende no disfrutará su vida.
Debemos vivir lo que la biblia llama el reposo de Dios. Es un reposo especial que puede tener aún en medio de las tormentas de la vida.

No todo tiene que ser perfecto, no tiene que saberlo todo, no tiene que tenerlo todo. Reemplace todo eso con la confianza que Dios es bueno, que él sabe lo que está haciendo y que él hará lo mejor para usted en el tiempo debido.

Sé que estamos apurados. Dios no lo está. Estar frustrado por el tiempo que tendrá que esperar no hará que Dios se apure.

Usualmente debemos pasar por algún tiempo de preparación a fin de que eso suceda y no podemos saltearnos esos pasos.

No tiene que ser un tiempo de miseria si confiamos que Dios hará las cosas, no en nuestro tiempo sino en su tiempo. Solo porque usted siente que está listo de ninguna manera significa que está listo.

Sé que estamos apurados. Dios no lo está. Estar frustrado por el tiempo que tendrá que esperar no hará que Dios se apure.


Moisés tuvo el deseo de liberar a su pueblo del cautiverio en que estaban como esclavos en Egipto y él fue al desierto por cuarenta años.
Se ha dado cuenta que cuando está esperando a veces siente como que está en el desierto. Moisés se encontraba allí para entrenamiento.

José espero trece años en la cárcel por algo que ni siquiera hizo, él ni siquiera era culpable.
José tuvo una actitud tan buena acerca de las cosas injustas que le sucedieron y el resultado fue que a dondequiera que él iba Dios le daba favor. No importaba donde él iba, él obtenía favor y eso puede sucedernos a nosotros si aprendemos a esperar con una buena actitud.
Mientras espera en Dios pues ayude a otro, es lo mejor que puede hacer. José hizo eso, él ayudó al panadero y al copero en prisión. Aunque ellos se olvidaron de él nunca se amargó.

Aprendamos a esperar pacientemente. La paciencia no es esperar. La paciencia es como actuamos mientras esperamos.
Abraham esperó veinte años para ver la promesa de Dios cumplida y en el proceso tomó el asunto en sus propias manos y se metió en muchos problemas.
Cuando tratamos de hacer lo que solo Dios puede hacer siempre se demora su respuesta.


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