La resurrección de Jesucristo no solo es un evento histórico, sino un mensaje transformador que impacta nuestras vidas. Desde la seguridad eterna hasta una relación personal con Cristo, su resurrección nos ofrece esperanza y redención.

Has escuchado el mensaje de la resurrección de Cristo durante años, citando pasajes bíblicos y reflexionando sobre su significado, incluso en momentos de pérdida personal. Pero ahora te pregunto: ¿Cómo ha impactado realmente tu vida la resurrección de Jesucristo? ¿Ha cambiado tu mentalidad, tu comportamiento, tu conducta, incluso tu manera de hablar? ¿Qué diferencia ha marcado en tu vida comprender el grandioso mensaje de la resurrección de Jesucristo?

El versículo de Hebreos 10:12 nos recuerda que Cristo ofreció un sacrificio único y suficiente por los pecados, sentándose a la diestra de Dios para siempre. Esta verdad nos asegura el perdón y la seguridad eterna en Él. Sin embargo, muchas personas asisten a las iglesias y celebran la resurrección sin aceptar esta seguridad eterna, creyendo que su comportamiento determinará su destino eterno.

Pero la Escritura nos revela que al creer, somos sellados con el Espíritu Santo, garantizando nuestra herencia celestial. Creemos en la promesa de vida eterna para todos los que creen en Él, como dice Juan 3:16. Esta certeza nos da respuesta a las preguntas más profundas sobre nuestra vida y futuro.

Nuestra relación con Cristo es íntima y personal. Él nos ama, nos perdona y nos limpia, ofreciéndonos seguridad eterna a través de la fe. Como creyentes, debemos ser faros de la verdad para aquellos que nos rodean, compartiendo el mensaje de salvación y la seguridad que solo Cristo ofrece.

Entonces, te pregunto: ¿Cuándo fue la última vez que compartiste este mensaje con alguien más? ¿Cuándo le dijiste a alguien cómo tener una relación personal con Jesucristo y estar seguro de su salvación? Este es un privilegio y una responsabilidad que todos tenemos, para que otros puedan experimentar las bendiciones de la vida eterna y la bondad de Dios todopoderoso.

Podemos tomar decisiones sabias, si estamos dispuestos a escuchar a Dios y obedecerlo.

Al enfrentar alguna decisión importante en la vida, debemos hacernos tres preguntas:
¿Qué, cuándo y cómo?
A menudo dejamos fuera una de esas, y al hacerlo, cometemos un error.
El pasaje de hoy habla de cometer un error, y Moisés es un ejemplo perfecto de ello.

Éxodo 11: “En aquellos días sucedió que crecido ya Moisés, salió a sus hermanos, y los vio en sus duras tareas, y observó a un egipcio que golpeaba a uno de los hebreos, sus hermanos. Entonces miró a todas partes, y viendo que no parecía nadie, mató al egipcio y lo escondió en la arena. “

Por una decisión equivocada, precipitada, termina expulsado no solo de su posición, sino de su propia tierra. Así que la consecuencia fue que lo perdió todo; terminó siendo pastor de ovejas al otro lado del desierto.

Todos hemos tomado decisiones equivocadas, porque no nos detuvimos a preguntar por qué, ni cuándo, ni qué hacer.

Deseo que veamos esto: ¿Cómo Moisés se adelantó a Dios? ¿Cómo lo hizo?
Se enfocó en un suceso en lugar del panorama completo. ¿Cuál fue el suceso?
Una pelea entre un egipcio y un hebreo, ese fue el suceso.

Pero el panorama completo era que Dios tenía algo maravilloso en mente. Cuarenta años más tarde Dios liberaría a todos los hebreos. Entonces le pregunto: ¿Se enfoca usted en sucesos o considera cuáles serán las consecuencias de cierta decisión, cualquiera que sea?

También Moisés se guio por su razonamiento en lugar de escuchar a Dios.
Muchas veces nos guiamos por nuestra lógica, vemos situaciones y pensamos: “Creo que debo hacer esto”. Pero ¿Qué piensa Dios que debemos hacer?
No hay decisión que tomemos en la cual Dios le dé la espalda por completo y diga: “Tómala tú”. Él siempre está allí para ayudarnos.

Y en tercer lugar Moisés actuó por impulso en lugar de buscar lo que Dios quería que hiciera.
Dios no quiere que tomemos ninguna decisión que afecte nuestra vida entera y que la tomemos sin considerar la voluntad, el propósito y el plan de Dios.

Al mantenernos en armonía con el plan de Dios, Él suplirá todo lo que necesitemos, y nos dará instrucciones específicas.
Ninguno de nosotros puede tomar decisiones sabias continuamente, vivir como agrada a Dios, andar en santidad ante Dios, con la Biblia cerrada. No pasará.

Una de las mayores lecciones que podemos aprender son los caminos de Dios.
Y “¿Cómo se aprende eso?”.
Al escoger obedecer a Dios y verlo actuar. Así aprendemos cómo opera Dios.
Escogemos obedecerlo, según lo que sabemos que es la obediencia, y lo vemos responder.

Si tuviera que definir el significado de la Navidad en una oración ¿Qué diría? Lo más probable es que la defina según la forma en que la celebra.

A menudo la Navidad va y viene y la gente tiene variadas opiniones al respecto, pero algo que olvidan es que todo se trata de Dios y su maravilloso plan para la humanidad.

La Navidad es la celebración del momento histórico en el cual Dios vino a la Tierra en la persona de su Hijo amado, Jesús, para reconciliar consigo al hombre pecador mediante su muerte sustitutiva en la cruz. No se trata de pesebres, de pastores ni de ángeles sino se trata de la obra de Dios Todopoderoso para redimir a la humanidad.
Dos palabras muy importante para saber en qué consiste la Navidad:

Encarnación.

Filipenses 2:7 dice:” En cambio, renunció a sus privilegios divinos; adoptó la humilde posición de un esclavo y nació como un ser humano.”
Dios envió a Jesucristo como un bebé, quien aún siendo Dios, nació en el mundo y creció como hombre para que pudiéramos convertirnos en hijos de Dios.

Él no se convirtió en el Hijo de Dios. Él ya lo era. No se convirtió en Dios, Él ya lo era. Siempre fue Dios. Ese bebé en el pesebre era Dios en carne humana. Se trata de que Dios nos amó lo suficiente para nacer como un bebé, crecer como el Hijo de Dios y morir en la cruz.

Reconciliación.

Romanos 5:6 dice: “Cuando éramos totalmente incapaces de salvarnos, Cristo vino en el momento preciso y murió por nosotros, pecadores.”
Dejar a un lado la hostilidad para tener paz y orden ente dos personas.
Dios hizo que el hombre tuviera una nueva posición delante él. La reconciliación es una iniciativa de Dios mismo. Nosotros no buscamos reconciliarnos con él, el nos alcanzó con su perdón.

Entonces al pensar en la Navidad, no es todo lo que la gente ve, va mucho más allá de eso. No solo se trata de un bebé. Se trata de Dios que se hizo niño.

¿Cuál ha sido la motivación de Dios al hacer esto?

No podíamos salvarnos a nosotros mismos. Nunca nadie ha sido salvo porque sea bueno. Fue nuestra condición desvalida lo que motivó a Dios al enviar a su Hijo.

Su amor incondicional por nosotros.
Su amor no está condicionado a lo bueno que seamos ni a lo que hayamos hecho ni a lo que haremos, ni a cuantas buenas obras hagamos.
Todo se trata de Jesús. Se trata del proceso de reconciliación, perdón, redención y justificación de Dios Todopoderoso.

La voluntad de Dios será siempre lo mejor que pueda pasarnos en la vida, aunque muchas veces no será fácil. Al someternos a ella podremos experimentar alegría y paz en nuestro corazón.

Uno de los temas más importantes en la biblia es la voluntad de Dios, y los no creyentes se burlan de la idea y los creyentes a menudo la ignoran; pero la verdad es que cada día o vivimos en la voluntad de Dios o fuera de ella. Es por elección propia y se basan en las decisiones que enfrentamos en la vida, las cuales son muchas.

Al entender la voluntad de Dios para nosotros queda un paso aún por dar ¿obedeceremos o no?
Existen obstáculos en nuestro camino que muchas veces nos impiden buscar la voluntad de Dios.

La terquedad

Se trata de orgullo y egoísmo de nuestra parte. No queremos consultarle a Dios muchas cosas, solo las hacemos y luego le pedimos su bendición; pero ese no es su modo de operar. Ninguno de nosotros es autosuficiente para llevar a cabo la voluntad de. En ninguna parte de la biblia dice que sería una senda fácil, sino una pedregosa. Los obstáculos los enfrentamos muchas veces en el trabajo o en nuestro propio hogar. ¿Cuántas veces nos hemos salido de la voluntad de Dios? ¿Cuántas veces hemos perdido la voluntad de Dios?

La influencia de otras personas

Algunas personas no tardan en decirnos como debemos vivir, que decisiones tomar, como gastar nuestro dinero, con quien casarnos, como criar nuestros hijos. A menudo escuchamos las voces erradas, porque Dios está dispuesto a mostrarnos lo que debemos saber de cualquier área de nuestra vida, si estamos dispuestos a escucharlo. La gente quiere poner su opinión por encima de la opinión de Dios.

Desconocimiento de los principios divinos
Desde luego, no podemos andar en la voluntad de Dios sin conocer sus principios. Veamos alguno de ellos.

Aprender a esperar en Dios
El tiempo de Dios es un asunto primordial en la vida cristiana.

Aprender a confiar en Dios
Dejar las consecuencias en sus manos no está en la mente del mundo. De eso se trata la fe.

Dios suplirá todas nuestras necesidades
Al andar en la voluntad de Dios tendremos todo lo que necesitamos. Damos un paso a la vez.
La voluntad de Dios no nos mostrará el cuadro completo de nuestra vida. Dios hará que todos demos un paso a la vez. Debemos creer que aquello que no logramos ver en el camino Dios ya lo ha visto y nos levará de su mano.

Pecado conocido y deliberado
El pecado ensordece nuestros oídos a la voz de Dios. Al decidir desobedecer a Dios ya no lo escuchamos con la claridad que él desea hablarnos al corazón.
Otro efecto del pecado es que ciega nuestros ojos a la visión de Dios.

La duda
Debido a que la vida cristiana no es fácil, es fácil dudar. Al dudar de Dios tomamos malas decisiones
Dios tiene un plan para nosotros y nos sostendrá. Suplirá toda necesidad.

Muchos creyentes viven toda su vida y pierden una de las mayores bendiciones de Dios, porque nunca se dan cuenta de que en ellos mora el Espíritu Santo. Dios lo envió a morar en nosotros para facultarnos a hacer lo que Él quiere que hagamos y ser las personas que Él quiere que seamos.

Hemos sido sellados con el Espíritu de la promesa. Eso no es algo que va y viene. La intención de Dios es que jamás ninguno de sus hijos viviera sin depender de Él, ni un solo día.

Él es la fuente de nuestra fuerza y poder. Pero ¿Cuál es el poder del Espíritu Santo? Es su capacitación, su energía divina, es la realidad de Dios todopoderoso. Es Dios haciendo algo sobrenatural en nuestra vida. Su propósito es darnos una vida piadosa y un servicio fructífero

El obra dentro nuestro para lograr su voluntad y Él es el Ayudador.
Como seguidores de Jesucristo usted está equipado con la presencia del Espíritu Santo para enfrentarlo todo. Jamás estará solo.

El Pastor Charles Stanley nos introduce a su predicación sobre el pecado y la esencia del Evangelio. El pecado es asunto serio para Dios porque tiene consecuencias eternas, no importa quienes seamos. El pecado es desobediencia al Dios santo y es destructivo.

El pecado siempre es engañoso. El nos dirá: “estas bien, no hay problema, Dios te ama, Dios te entiende”. Y así somos engañados a creer que somos la excepción a las leyes de Dios y a las consecuencias del pecado.

En segundo lugar el pecado nos decepciona. El pecado nos hace grandes ofertas: “si haces esto te sentirás genial”. El pecado nos defrauda porque hace grandes promesas que no puede cumplir. Solo ofrece satisfacción temporal, pues de otra manera nadie pecaría. Con solo ver nuestro entorno nos daremos cuenta cuan destructivo es.

Por último el pecado trae muerte. A menudo trae muerte después de cierto tiempo. Pero lo peor es que su efecto es eterno. Alma que pecare ciertamente morirá.
¿Cuál es el poder salvador que suscita el perdón del pecado? Es el poder salvador de la sangre de Jesucristo. La sangre de Jesús es lo único en existencia que podrá encargarse de nuestro pecado.
Podríamos resumir todo el plan redentor de Dios en estas cuatro palabras. Todas tienen que ver con la sangre de Jesús.
Redención. Redimir algo es comprarlo de nuevo.
Reconciliación. Hemos vuelto a ser uno en nuestra relación con Cristo y estamos en armonía con Él.
Justificación. El Padre nos declara inocentes. Libres de culpa.
Santificación. Hemos sido apartados del pecado para vivir de ahora en adelante para agradarle a Él.