¿Cuándo no sientes a Dios en el Corazón?


Es posible recuperar la pasión por el Señor. La pastora Yesenia en una nueva presentación de A la luz de la Palabra, enseñando principios bíblicos para encender nuestro corazón para el Señor.





Todos hemos experimentado en nuestro caminar cristiano el no sentir la presencia de Señor igual como lo sentíamos en otro tiempo. Pero esto no es lo peor que nos puede suceder. Lo peor es cuando nos hemos acostumbrado a esta situación y la tomamos como normal.

Basados en Hebreos 12 veamos algunos principios que nos ayudaran a atravesar estas temporadas.

Despojémonos de todo peso

En un tiempo nosotros estuvimos apasionados por el Señor porque todo nuestro mundo, todo lo que hacíamos tenía que ver con Dios. Cada cosa que hacíamos estaba relacionada con esa pasión que en otro tiempo teníamos. Al pasar de los meses y los años quizás algunas situaciones nos fueron enfriando y nuestro descuido espiritual hizo que otras cosas ocuparan el primer lugar en nuestro corazón.

¿Qué puede haber en nuestra vida que este distrayendo o nos este envolviendo de tal manera que nos roba nuestra comunión con Dios? ¿Qué es lo que absorbe la vida de Dios en nosotros?

El primer paso para recuperar esa pasión es justamente despojar de nuestro corazón aquellas cosas o pasiones que le han quitado el primer lugar al Señor.

Saca el pecado de raíz

Antes de poder restaurar nuestra
comunión intima con el Señor vamos a tener que arrancar desde la raíz el pecado que intenta mantenernos alejados de la presencia del Señor.
El pecado trae sobre nosotros un sentido de culpa, y la culpa hace que nos sintamos apartados del Señor. Cuando amamos a Dios, por más que algo nos guste o agrade, es cuando estamos dispuestos a abandonar todo lo que no le agrada al Señor.

Para recuperar nuestra pasión por Dios no hay atajos.


Camina en tu propósito

Es de suma importancia identificar el rumbo que Dios ha trazado para nosotros. Esto hará que nos mantengamos conectados a la voluntad específica que el Señor tiene para cada uno de nosotros. Se trata de correr con paciencia la carrera que tenemos por delante.

Puestos los ojos en Jesús.

Enfocarnos en Jesús. Para recuperar nuestra pasión no hay atajos. Debemos ser bien intencionales. La pasión por el Señor puede ser recuperada y restaurada.


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